El 5 de julio comenzará en La Plata el juicio oral contra el ex capellán de la Policía bonaerense Christian Federico Von Wernich. Está acusado por su participación en 7 homicidios, 42 secuestros y 31 torturas.El Tribunal Oral Federal Nº 1 lo juzgará por su participación en esos delitos cometidos en cinco campos de concentración del denominado "Circuito Camps", durante la última dictadura militar: Arana, la Brigada de Investigaciones y la Comisaría 5º, todos del partido de La Plata, así como "Puesto Vasco" (Bernal), el "Pozo de Quilmes" y el COT 1 de Martínez.
El juicio tendrá una duración estimada de tres meses con audiencias que se desarrollarán los días lunes y jueves a partir del 5 de julio y hasta el 13 de septiembre, en la Sala de Audiencias del 1º piso del edificio de los Tribunales federales de La Plata.
El Tribunal
El Tribunal que juzgará a Von Wernich es el mismo que, encabezado por Carlos Rozanski juzgó y condenó a Miguel Osvaldo Etchecolatz en el marco de Genocidio. El Tribunal que completan Norberto Lorenzo y Horacio Isaurralde ordenó el pasado 4 de mayo que el Cura sea trasladado a una cárcel común, ya que desde el 2003 permanecía en la División Antiterrorista de la Policía Federal.
El curita
Christian Federico Von Wernich, de 69 años fue confesor del ex jefe de la policía bonaerense, Ramón Camps y participó activamente y aprovechando su investidura eclesiástica de los delitos de la dictadura, con la cual acordaba y apoyaba desde su inicio.
El pedido del Fiscal
En la elevación a juicio, el fiscal Sergio Franco sostiene que en su participación en la Dirección General de Investigaciones, Von Wernich “tuvo una conspicua intervención en el denominado ‘circuito Camps’ de centros clandestinos de detención, torturas y eliminación de personas desplegado desde las estructuras estatales durante la época de la dictadura militar”. “Von Wernich concurría asiduamente a algunos de los centros clandestinos del circuito, accedía a las zonas en las que se encontraban ilegalmente privadas de su libertad las víctimas y mantenía contacto directo con ellas”, además, consideró que “realizaba más que considerables aportes para mantener esa situación e imponía tormentos principalmente psicológicos y morales a los prisioneros que, conjugados con las condiciones torturantes de detención y los padecimientos físicos, terminaban por constituir un cuadro decididamente horroroso”.
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